Mantén a tu gato fresquecito.
1. Siempre cepilla su pelo. El pelaje denso y abultado impide que pueda expulsar el calor. Recuerda que, al igual que el perro, el gato no tiene glándulas sudoríparas, por lo que regula la temperatura corporal a través de su lengua.
2. Ponle agua fresca y abundante, incluso puedes agregarle dos cubitos de hielo para mantenerla fresca durante un día demasiado soleado. Coloca más de un recipiente de agua en casa.
3. Observa dónde se recuesta tu engreído. Es posible que sea el lugar ideal para él: con sol y aire a la vez. Por tanto, coloca su cama en ese ambiente ventilado de la casa y cúbrela con una sábana para que se eche cuando lo desee.
4. No olvides tener al día sus vacunas y, sobre todo, la medicación contra pulgas y garrapatas que proliferan en climas cálidos. Pregúntale al veterinario de confianza qué producto desparasitario es el adecuado para tu mascota.
5. Vigila su comida. Con el calor, los alimentos se descomponen con mayor facilidad y en menor tiempo. Verifica eso.
Fuente: trome
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